…El que me ama, […] vendremos a él, y haremos morada con él. – Juan 14:23
¿Alguna vez has estado solo… realmente solo? Mucha gente puede contestar que sí porque se siente así todo el tiempo. No me refiero a los que viven en una cabaña remota o en la cima de una montaña, lejos de la civilización, sino a aquellos que se sienten solos en medio de la multitud en un centro comercial o en una iglesia llena de gente.
Me refiero a personas que, sencillamente, no encuentra a nadie con quien conectarse. Tal vez sean nuevos en la comunidad. Quizá hayan perdido a su cónyuge. Podría ser que simplemente se sientan solos porque se consideran distintos, fuera de lo común e incapaces de comunicarse normalmente con los demás.
¿Alguna vez has estado solo, realmente solo? Si es así, tengo buenas noticias. Si invitaste a Cristo a entrar en tu vida como Salvador y Señor, nunca estás solo. Su presencia te acompaña constantemente. Esta es su promesa: “… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Y Dios el Padre asegura: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Reconoce, junto con el salmista, que no puedes ir a ningún lugar donde el Señor no esté contigo (Salmo 139:7).
Es indudable que todos necesitamos compañía de carne y hueso, pero no ignoremos la realidad de la presencia del Señor. Podemos contar con ella. Con Dios de nuestro lado, nunca estamos solos. – JDB
La presencia de Dios con nosotros es uno de sus regalos.
Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición anual 2016, Página 266.
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