Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación.
Lucas 11:30
La carretera estaba tranquila y avanzábamos rápidamente mientras íbamos a la casa del papá de Jay, en Carolina del Sur. A medida que cruzábamos las montañas de Tennessee, empecé a ver carteles de desvíos. Como mi esposo no se detenía, supuse que no tenían que ver con nuestro recorrido. Poco después, antes de llegar a la frontera de Carolina del Norte, encontramos una señal que decía que, más adelante, la autopista estaba cerrada por un desmoronamiento. Teníamos que dar la vuelta. Jay se sorprendió y pregunto: “¿Por qué no pusieron ningún aviso?”. “¿Había un montón – dije yo-, no los viste?” “No – dijo él – ¿por qué no me avisaste?” “Supuse que los habías visto”, contesté. Ahora contamos esta historia a nuestros amigos como algo cómico.
A lo largo de la historia, Dios proporcionó numerosos “carteles” para mostrar a las personas cómo vivir, pero no le hicieron caso. Cuando Él, finalmente, envió a su Hijo como señal (Lucas 11:30), los líderes religiosos casi no prestaron atención a sus advertencias. Para ellos, la vida era buena: eran reconocidos y respetados (v. 43), y no les gustaba que les dijeran que estaban equivocados (v. 45).
Nosotros podemos ser como ellos. Cuando nos va bien en la vida, tendemos a ignorar las advertencias que nos indican que debemos dar la vuelta y dejar nuestro andar pecaminoso.
Es importante recordar que, aunque las cosas anden bien, quizás estemos equivocados. – JAL
Dios advierte para protegernos, no para castigarnos.
Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición anual 2020, Página 72.
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