LA AMISTAD POR MEDIO DEL SERVICIO

Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.

1 Tesalonicenses 2:7

Don Tack quería saber cómo era la vida de los que no tenían una casa. Así que, ocultó su identidad y se fue a vivir a las calles de la ciudad. Descubrió que muchas organizaciones ofrecían alimento y refugio. Se enteró de que podía pasar la noche en uno de los albergues si, antes, escuchaba un sermón. Así lo hizo, agradeció el mensaje del orador invitado y quiso hablar con el después. Pero, cuando Don se acercó para estrecharle la mano y preguntarle si podían hablar, el predicador pasó por su lado como si no existiera.

Don supo que lo que más hacia falta en el ministerio a quienes no tenían un hogar en su comunidad era personas dispuestas a formar relaciones amistosas. Entonces, comenzó una organización llamada Centro de los Siervos, para ofrecer ayuda por medio de la amistad. 

Lo que Don encontró en el albergue fue lo opuesto a lo que experimentaban las personas cuando escuchaban a Pablo. Cuando el apóstol compartía el evangelio, se daba a si mismo también. En su carta a los Tesalonicenses, declaró lo siguiente: “Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no solo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos” (1 Tesalonicenses 2:8). Dijo también: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza” (v. 7).

En nuestro servicio para el Señor, ¿compartimos solamente nuestras palabras o dinero, o también nuestro tiempo y amistad?   – AMC

Una medida de nuestra semejanza a Cristo es nuestra sensibilidad ante el sufrimiento de los demás. 

Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición anual 2020, Página 67. 

0 comentarios

Deja un comentario