¿Qué hombre […] teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve […] y va tras la que se perdió…? – Lucas 15:4
Horas antes de la fiesta de graduación de la escuela secundaria de Kim Haskins, su padre murió en un accidente automovilístico, y las dejó a ella y a su madre hospitalizadas. Al día siguiente, Joe Garrett, director de la escuela, la visitó y le dijo que quería hacer algo especial por ella. Un artículo en el periódico The Gazette, de Colorado Springs, Estados Unidos, describió las abundantes demostraciones de amor y respaldo de los maestros, los administradores y los compañeros, quienes, profundamente conmovidos por la pérdida sufrida por Kim, llenaron el auditorio de la escuela días después, en una ceremonia de graduación exclusiva para ella.
El director declaró: ”En educación, hablamos mucho sobre no dejar de lado a ningún niño. En el ejército, hablan de no abandonar a ningún soldado. El tema de hoy es no dejar atrás a ningún graduado”.
Jesús señaló la importancia que cada persona tiene para Dios mediante tres historias sobre algo que se había perdido: una oveja, una moneda y un hijo (Lucas 15). En cada caso, alguien había perdido algo sumamente valioso. Al encontrarlo, los amigos y los vecinos son convocados para celebrar y regocijarse juntos.
El concepto es claro: Todos somos sumamente valiosos para Dios, quien nos ofrece perdón y nueva vida por medio de Cristo. Y nos busca fielmente con su amor y gracia. Hay gran gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente (v.7). – DCM
Nuestro valor se mide en función de lo que Dios ha hecho por nosotros.
Nuestro Pan Diario Israel, Edición anual 2015, Página 284.
Un comentario
Excelente publicación. Así es el amor de Dios. Busca al perdido. Ayuda al desvalido. Que Dios nos ayude a mostrar esa clase de amor.