Y [María] dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre… – Lucas 2:7
El año pasado, recibí hermosos regalos de Navidad: pantalones para esquiar, una pulsera y un dispositivo electrónico de lectura. Pero lo que más disfruté fue el tiempo que compartí con otros… jugar con nueve sobrinos nietos que estaban de visita; asistir a la reunión de Nochebuena en la iglesia con mi sobrina, su esposo y su hijita de 18 meses; visitar a un compañero de trabajo jubilado y a su esposa que tienen algunos problemas de salud; celebrar la fiesta con viejos amigos; leer la historia de Navidad con mis seres amados. Todos estos fueron regalos especiales por el amor que compartimos.
Por amor, Dios el Padre envió un regalo a este mundo hace 2,000 años. A Jesús lo envolvieron en pañales y lo acostaron en un pesebre (Lucas 2:7). Los pastores sabían que era un regalo asombroso, porque un ángel les anunció el nacimiento mientras estaban en el campo, en medio de la noche (vv. 8-14). Se apresuraron para ir a verlo y después, no pudieron evitar compartir con otros la noticia de aquel Regalo (vv. 16-17).
Sin embargo, más tarde, muchos lo rechazaron, lo crucificaron por nuestros pecados y lo sepultaron. Pero Él resucitó de la tumba y ahora ofrece salvación a todos los que lo reciben. – AMC
Dios, gracias por el Don que nos diste… por amor.
El regalo de Dios para el mundo es el Salvador que da vida.
Nuestro Pan Diario, Edición anual 2019, Página 347.
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