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NUESTROS ANHELOS MÁS PROFUNDOS  

El que ama el dinero, no se saciará de dinero…

Eclesiastés 5:10

De joven, Diego temía no tener suficiente dinero, así que desde los 20 años, comenzó a construir ambiciosamente su futuro, trabajando en una prestigiosa empresa. De ese modo, logró una enorme fortuna: un abultada cuenta bancaria, un auto deportivo de lujo y una casa valuada en un millón de dólares… pero aun así, se sentía profundamente infeliz. Dijo: “En realidad, la riqueza puede hacer que la vida sea peor”. La acumulación de dinero no le dio amigos ni alegría.

Intentar amasar riqueza es riesgoso. La Escritura insiste: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero”. (Eclesiastés 5:10). Trabajar hasta quedar exhausto, comparar las posesiones personales con las de otros e incluso alcanzar una supuesta libertad financiera no garantizan satisfacción. Como declara el escritor de Eclesiastés: “También esto es vanidad” (v. 10).

Lo cierto es que esforzarse para encontrar satisfacción fuera de Dios es inútil. Si bien la Escritura nos llama a trabajar duro y usar nuestros talentos para beneficio del mundo, nunca podemos acumular lo suficiente como para satisfacer nuestros anhelos más profundos. Solo Jesús ofrece satisfacción verdadera (Juan 10:10), aquella que surge de tener una relación personal con Él. ¡Esto sí que es suficiente de verdad!  – WC

Dios, ayúdame a encontrar verdadera satisfacción y gozo en ti.

¿Qué brinda satisfacción verdadera? ¿Cómo puedes experimentar más plenamente que solo con Dios es suficiente?

Nuestro Pan Diario, Volumen 26, Página 102.

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