LECCIÓN DE ALABANZA

LECTURA: Salmo 150

Alabad a Dios en su santuario… – Salmo 150:1

 El Salmo 150 no es sólo una hermosa expresión de alabanza, sino también una lección sobre cómo alabar al Señor. Nos dice dónde alabar, por qué y cómo debemos hacerlo, y a quién debe ofrecerse la alabanza.

¿Dónde alabamos? En el “santuario” de Dios y “en la magnificencia de su firmamento” (v.1). Donde quiera que estemos en el mundo, ese es un lugar adecuado para alabar a Aquel que creó todas las cosas.

¿Por qué alabamos? Primero, por lo que Dios hace: “proezas”. Segundo, por lo que Él es. El salmista lo alabó por la “muchedumbre de su grandeza” (v.2). El Creador todopoderoso es el sustentador del universo.

¿Cómo debemos alabar? En voz alta, suavemente, en tono conciliador, con entusiasmo, con ritmo, osadamente, inesperadamente, sin temor. En otras palabras, podemos alabar a Dios de muchas formas y en muchas ocasiones (vv. 3-5).

¿Quién debe alabar? “Todo lo que respira” (v. 6): jóvenes y viejos, ricos y pobres, débiles y fuertes, toda criatura viviente. La voluntad de Dios es que todo aquel a quien Él ha dado aliento de vida utilice ese aliento para reconocer el poder y la grandeza del Señor.

La alabanza es nuestra expresión entusiasta de gratitud a Dios por reinar en gloria para siempre. – Julie Ackerman Link

 La alabanza es el desbordamiento de un corazón gozoso.

Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición Anual 2014, Publicaciones RBC, página 334.

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