En la película Náufrago, Tom Hanks hace el papel de un empleado de FedEx quien, junto con sus colegas, vuela en
un jet en medio de una tormenta rugiente. La violenta tormenta hace que sean arrasados fuera de curso. El avión cede a los elementos y se estrella en algún lugar lejos en el Oceáno Pacífico. Tom Hanks, el único sobreviviente, termina varado en una remota isla inhabitada.
La historia me recuerda lo que puede pasarnos a aquéllos de nosotros que creemos en Jesús. Las tormentas de la vida vienen, nos perdemos, y antes de darnos cuentas somos arrasados fuera de curso. Es entonces cuando elegimos poner los asuntos secundarios de la vida cristiana en primer lugar — en vez del evangelio. Esto puede llevar a la herejía, rechazando lo que la Biblia enseña y aceptando una mentira. Algunas veces, el camino a dicha herejía es involuntario. No creo que las personas despierten y digan, «Voy a ser un hereje hoy y deliberadamente rechazo la
verdad de Jesús.»
Creo que es algo más sutil. Es como ese avión de FedEx viajando en la tormenta — gradualmente somos arrasados fuera de curso. Colocamos un énfasis equivocado sobre algo o lo sacamos fuera de contexto y lo colocamos por encima de otras verdades esenciales que se encuentran en la biblia. El camino a la herejía generalmente no comienza creyendo una mentira, sino minimizando lo que es lo más importante.
Creo que Pablo tenía eso en mente cuando escribió las palabras de 1 Corintios 15:1-2. En efecto, dijo, «Este evangelio que les prediqué es la fuente de su salvación. Ése es el meollo. No se salgan del curso. No dejen que su pasión por los asuntos doctrinales o teológicos nublen u obscurezcan la cruz de Jesús.» Creo que cuando minimizamos el evangelio terminamos en el error. No reemplaces el evangelio con algún otro énfasis
— sigue en curso. —CWL
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