LECTURA: Juan 6:25-41
… Yo soy el pan que descendió del cielo. – Juan 6:41
Cuando uno es alumno universitario, el dinero escasea bastante. Por eso, cuando hay comida gratis, los estudiantes aparecen a cualquier hora y en cualquier lugar. Si una empresa quiere incorporar nuevos empleados, atrae a los jóvenes en los campus de las universidades ofreciéndoles pizza gratis para que asistan a una presentación. La comida en el presente parece ser más importante que el trabajo para el futuro.
Jesús alimentó a una multitud de 5,000 personas y, al día siguiente, muchos fueron a buscarlo (Juan 6:10-11, 24-25). Entonces, los desafió con estas palabras: “… me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (v.26). Al parecer, para algunas personas, la comida era más importante que la vida eterna que Jesús ofrecía en su Persona. Les declaró que Él era “… el pan de Dios […] que descendió del cielo y da vida al mundo” (v.33). Algunos no le creyeron ni aceptaron su enseñanza, “y ya no andaban con él” (v.66). Lo que buscaban era comida, pero no al Señor ni lo que se les exigía para seguirlo.
Hoy, Jesús nos invita a acercarnos a Él, pero no por las bendiciones que proceden de su mano, sino para recibir la vida eterna que ofrece y para seguirlo, porque es “el pan de Dios”. – Anne M. Cetas
Solo Cristo es el Pan viviente que puede satisfacer nuestra hambre espiritual.
Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición Anual 2014, Publicaciones RBC, página 238.
Un comentario
Excelente meditación. Busquemos al Señor por lo que él es y no por lo que nos pueda dar.