PAZ ABUNDANTE

La paz os dejo, mi paz os doy… – Juan 14:27

No me sorprende que lideres retiros – dijo alguien en mi clase de gimnasia-. Tienes un aura positiva”. Su comentario me sorprendió, pero también me agradó, ya que me di cuenta de que lo que ella veía como un “aura” en mí, yo lo consideraba la paz de Cristo. Cuando seguimos a Jesús, Él nos da una paz que supera todo entendimiento (Filipenses 4:7) y que brota de nuestro interior… aunque quizá no nos demos cuenta.

Después de la última cena, cuando Jesús preparaba a sus seguidores para su muerte y resurrección, prometió darles paz. Les dijo que, aunque tuvieran problemas, el Padre enviaría el Espíritu de verdad para que viviera con ellos y en ellos (Juan 14:16-17). El Espíritu les enseñaría al recordarles su verdad y los consolaría al concederles su paz. Aunque pronto enfrentarían pruebas, que incluirían una feroz oposición de los líderes religiosos y la ejecución de Jesús, les dijo que no tuvieran miedo. El Espíritu Santo nunca los abandonaría.

Si bien experimentamos dificultades como hijos de Dios, también tenemos el Espíritu Santo que mora en nuestro interior y fluye desde nuestro ser. La paz de Dios puede ser un testimonio de Él ante aquellos con quienes nos encontramos, ya sea en el mercado local, la escuela, el trabajo o el gimnasio. – ABP

Cuando mantenemos la mente concentrada en Dios, su Espíritu la mantiene en paz.

Nuestro Pan Diario, Edición anual 2018, Página 158.

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