LECTURA: Mateo 5:21-26
…reconcíliate primero con tu hermano…– Mateo 5:24
Mi yerno Ewing y yo asistimos a un evento deportivo, y nos encantó ver el partido y a la gente que nos rodeaba.
Una de esas personas mostro ambos lados del ser humano: lo bueno y lo malo. Aparentemente, no podía encontrar su asiento. Mientras lo buscaba, se paró justo entre nosotros y el campo de juego. Un hombre que estaba sentado delante de nosotros tampoco podía ver, entonces, le dijo: “¿Podría moverse? No podemos ver”.
El hombre perdido respondió sarcásticamente: “Qué problema, ¿no?”. Un segundo pedido recibió una respuesta similar, pero más acalorada. Por fin, se movió. Pero después llego la sorpresa. Volvió y le dijo al hombre al que le había contestado mal: “Oye, lo siento. Estaba molesto porque no podía encontrar mi asiento”. Se dieron la mano y el incidente terminó bien.
Ese episodio me hizo pensar que, mientras vamos por la vida luchando para encontrar nuestro lugar, las situaciones pueden frustrarnos e inducirnos a contestar de una manera que está lejos de reflejar a Cristo. Si es así, debemos pedirle a Dios que nos dé valor para disculparnos con aquellos a quienes hemos ofendido. Según Jesús, nuestra adoración depende de esto (Mateo 5:23-24).
Honramos a Dios cuando priorizamos la reconciliación con los demás. Después de reconciliarnos, podemos disfrutar plenamente de la comunión con nuestro Padre celestial. – JDB
La confesión del pecado es el terreno donde florece el perdón.
Nuestro Pan Diario Israel, Edición Anual 2015, Publicaciones RBC, Página 142.
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