… en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien… – Salmo 73:28
He estado pensando en amigos míos que trabajan en la iglesia que han tenido problemas con sus trabajos. Me brotaban las lágrimas y trataba de orar, pero las palabras no salían. Entonces, tomé mi Biblia y retomé la lectura de ayer: el Salmo 73. Lo escribió Asaf, uno de los músicos de David, así que podrías decir que él también trabajaba en la “iglesia”.
Asaf envidiaba a los soberbios cuando los veía prosperar (v.3). Parecían no tener problemas y conseguir todo lo que querían, aunque fueran deshonestos. Se preguntaba si valía la pena ser honesto cuando lo único que el tenía eran problemas (vv. 13-14). Pero luego se dio cuenta de su amargura y de lo insensato que le habrá parecido a Dios (vv. 21-22). Entonces, recordó que le pertenecía al Señor, quien sostenía su mano y nunca lo abandonaría (vv. 23-24).
Fue como si una luz se encendiera cuando Asaf exclamó: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? […] Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. […] en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien” (vv. 25-28).
Cuando quitamos los ojos del Señor y vemos a los que nos rodean, nuestro corazón se abate y nos desalentamos. Como Asaf, necesitamos recordar que le pertenecemos a Dios y que Él es nuestra fortaleza. – JS
Señor, ayúdame a mirarte solo a ti.
¿Me estas mirando a mí? ¡Mas bien, mira a Jesús!
Nuestro PanDiario Mujeres, Edición anual 2019, Página 157.
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