Porque los ojos del Señor están sobre los justos…. – 1 Pedro 3:12
Era un juego de baloncesto de los niños de séptimo grado, y a nuestro equipo lo estaban derrotando abrumadoramente. Aunque miraba a mi hijo correr por la cancha haciendo todo lo posible por anotar su primer punto en ese escenario, el marcador no me importaba mucho.
Como todos los demás padres que habían ido un frío día de invierno a sentarse en bancos duros para mirar un juego no muy estelar que digamos, yo estaba allí por una razón: amor. Steve gozaba de mi atención porque lo amo y deseo animarlo. Ganara o perdiera, era mi hijo, y todo lo que hacía era importante. Tenía los ojos puestos en él.
Mientras reflexionaba sobre mi preocupación por Steve, empecé a vislumbrar levemente lo que significa para nosotros el amor de Dios. El Señor ama a cada uno de sus hijos mucho más de lo que nosotros podemos amar a los nuestros. Y, como un padre en un juego de baloncesto, Él no deja de mirarnos nunca. Nos observa, nos ama y nos anima en medio de las luchas de la vida. Está presente y le importamos. Aunque tiene millones de hijos a quienes observar, su mirada no se desvía (1 Pedro 3:12).
Si la vida parece aterradora, si la oposición aparenta ser fuerte, si da la impresión de que estás perdiendo, recuerda que Dios está mirando. En su amante compasión, quiere ayudar. Para Él, eres el único al que mira. – JBD
Mantén la mirada en el Señor; Él nunca la quita de ti.
Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición anual 2016, Página 31.
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