¿Hasta cuándo, oh Señor, clamaré…?
Habacuc 1:2
Cuando me case, pensé que tendría hijos enseguida. Pero no fue así, y la angustia de la esterilidad me puso de rodillas. Solía clamar a Dios: “¿Hasta cuándo?”. Sabía que Él podía modificar mi situación, pero ¿por qué no lo hacía?
¿Estás esperando en Dios? ¿Le preguntas cuánto tiempo falta para que la justicia prevalezca en este mundo, para que haya una cura para el cáncer, para que puedas saldar todas tus deudas?
El profeta Habacuc conocía bien este sentimiento. En el siglo VII a.C., clamó al Señor: “Hasta cuando, oh Señor, clamaré y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia?” (Habacuc 1:2-3). Oró durante mucho tiempo, luchando para entender como un Dios justo y poderoso podía permitir que la maldad, la injusticia y la corrupción siguieran en Judá. Según él, el Señor ya tendría que haber intervenido. ¿Por qué Dios no hacía nada?
Hay días cuando nosotros sentimos lo mismo. Como Habacuc, le preguntamos continuamente a Dios: “¿Hasta cuándo?”. Pero, como en su caso, Dios escucha sobre lo que nos agobia. Debemos seguir dejando todo en sus manos porque Él se ocupa de nosotros. Nos oye, y a su tiempo, nos responderá. – KAW
Padre, que difícil es no desanimarse ante lo que no cambia… ayúdame a confiar en ti y a perseverar.
No desesperes ante la maldad; Dios tiene la última palabra.
Nuestro PanDiario Mujeres, Edición anual 2019, Página 140.
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