Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
Salmo 121:1
¿Qué determina la dirección de nuestra vida? Una vez, escuché una respuesta a esta pregunta en un lugar inesperado: un curso de entrenamiento de motocicletas. Con unos amigos, tomamos clases para aprender a conducir motos. Parte del entrenamiento se trataba de “fijar un objetivo”.
“Ocasionalmente – dijo nuestro instructor-, enfrentarán un obstáculo inesperado. Si lo miran fijo, irán directamente hacia él. Pero si miran por encima o al lugar donde tienen que ir, seguro que lo evadirán”. Y agregó: “Aquello que miren es la dirección en que irán”.
Este simple pero profundo principio se aplica también a nuestra vida espiritual. Si nuestro “objetivo fijo” son nuestros problemas y luchas, casi automáticamente orientaremos nuestra vida en torno a ellos.
En cambio, la Escritura nos insta a pasarlos por alto y mirar a Aquel que puede ayudarnos a enfrentarlos. El Salmo 121:1 declara: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?” Y luego responde: “Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra. […] El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (v. 28).
A veces, los obstáculos parecen insuperables, pero Dios nos invita a mirarlo a Él para que nos ayude a tener la perspectiva correcta. – ARH
Señor, ayúdame a fijar mis ojos en ti a lo largo del camino.
“Nuestro socorro está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra”. Salmo 124:8
Nuestro PanDiario, Edición anual 2021, Página 32.
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