GRATITUD O QUEJA

Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, […] abundando en acciones de gracias.  –Colosenses 2:7

Imagina que te dan un cubo de arena que contiene partículas diminutas de hierro y te piden que separes el hierro de la arena. Tienes dos opciones. Puedes meter los dedos en la arena para buscar las partículas de hierro, pero encontrarás muy pocas, o acercar un imán y ver como atrae incontables trocitos del metal.

Tal como los dedos en la arena, el corazón quejumbroso encuentra muy pocas misericordias; sin embargo, el corazón agradecido halla incontables bendiciones, del mismo modo que el imán localiza el hierro.

De todas las decisiones que tomamos en la vida, pocas nos afectan tan poderosamente como el elegir entre la gratitud y la queja. Si examinamos con sinceridad nuestras vidas, veremos qué decisión hemos tomado. Si es la queja, probablemente veamos pocas bendiciones. Si es la gratitud, no solo encontramos innumerables bendiciones, sino que estas parecen encontrarnos a nosotros.

Pablo enseñó que un corazón que rebosa de gratitud surge de estar bien fundado en la fe (Colosenses 2:7). En Filipenses, les suplico a los creyentes, e incluso se lo repitió: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (4:4).

¿Qué decisión has tomado: la queja o la gratitud? Las quejas pasan por alto las bendiciones, pero la gratitud las encuentra en todas partes… ¡hasta en lugares secos y arenosos! – JEY

Con un poco de práctica, cualquiera puede dominar el arte de la gratitud.

Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición anual 2016, Página 336.

0 comentarios

Deja un comentario