No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare…– Isaías 42:3
Francis Shaeffer, escritor y apologeta cristiano, tenía dificultades para deletrear las palabras correctamente debido a su dislexia. En la universidad donde asistió, los errores de ortografía bajaban sus calificaciones en todos los trabajos escritos que debía presentar. Durante su primer año de estudios, un profesor le dijo: “Esta es la mejor monografía de filosofía que he leído en toda mi vida, pero es la peor escrita. ¿Qué voy a hacer? No puedo aprobarte”.
Francis respondió: “Señor, nunca pude escribir bien. Por favor, ¿podría simplemente leer lo que quise decir, sin preocuparse por la ortografía?”.
Después de una larga pausa, el profesor contestó: “¿Sabe, Sr. Schaeffer? Me parece que eso es lo que haremos”. Su respuesta sabia y compasiva estimuló a este joven dotado, para que, posteriormente, ayudará a muchas de las generaciones inquisitivas durante las décadas de 1960 y 1970 a encontrar el camino a la fe en Cristo.
Isaías declaró sobre el Mesías prometido: “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia” (Isaías 42:3). Esta imagen habla de una Persona amable, pero también poderosa, que libera a los cautivos y anima a quienes están descorazonados y tentados a caer en la desesperación.
Jesús vino a liberarnos del pecado, no a condenarnos por nuestra condición. Hoy ofrece salvación y estímulo a todos los a que acuden a Él. – DCM
Cuando acudimos a Cristo quebrantados, Él nos recompone.
Nuestro Pan Diario Israel, Edición anual 2015, Página 228.
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