EL JUEGO DE LA CULPA

…Mi afrenta sea sobre ti; […] juzgue el Señor entre tú y yo. Génesis 16:5

Cuando su esposo la dejó por otra mujer, Julia juró que nunca conocería a su nueva esposa. Pero, cuando se dio cuenta de que su amargura perjudicaba la relación de sus hijos con el padre, le pidió al Señor que la ayudara a superar ese sentimiento.

En Génesis 16, leemos la historia de una pareja a quien Dios prometió un bebé. Cuando Sara le sugirió a Abram que tuviera un hijo con su sierva Agar, estaba perdiendo su confianza en que el Señor cumpliera su promesa. Cuando nació el bebé, Agar despreció a Sara (Génesis 16:3-4) y esta se llenó de amargura (vv. 5-6).

¿Cómo reaccionó Sara? Culpó a los demás, incluso a Abram (v. 5). Años después, la promesa de Dios se cumplió con el nacimiento de Isaac. La actitud de Sara también arruinó la celebración de su destete (21:8-10).

Probablemente, a Sara nunca le fue fácil vivir con las consecuencias de decidir adelantarse al Señor. Cambiar su actitud tal vez hubiera requerido un milagro de la gracia, pero eso habría transformado todo. No podía volver atrás; pero, con el poder del Señor, podría haber vivido la situación de manera distinta y glorificado a Dios.

Señor, gracias porque, aunque las situaciones no cambien, tu gracia es suficiente para cambiarnos a nosotros. – MS

Señor, ayúdame a enfrentar con gracia las situaciones que no puedo cambiar.

Por la gracia de Dios, podemos reflejar su luz en los momentos oscuros.

Nuestro Pan Diario, Edición anual 2019, Página 30.

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