«Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.»- Colosenses 3: 23-24
En una competencia de salto largo se presentaron tres competidores, un conejo, un canguro y un saltamontes; todos compitiendo por el gran premio de una canasta llena de deliciosas legumbres y verduras. El Canguro se sentía confiado, debido a que gracias a su velocidad y sus largas patas podía saltar más lejos que sus otros dos contrincantes; por otra parte el Conejo era astuto y no perdía las esperanzas de que el Canguro cometiera algún error al saltar, mas el saltamontes se mostraba motivado al ver la canasta llena de verduras y legumbres y confiado de que su salto sería el más largo. El primero en saltar fue el conejo, quien tomó impulso y corrió a gran velocidad para saltar, logrando una distancia de 1 metro; luego saltó el canguro, logrando una increíble distancia de 3 metros; al ver esto, empezó a golpear su pecho con aires de grandeza, confiado en que el saltamontes no lograría vencer su marca, debido a su pequeño tamaño. Venia el turno del saltamontes y de repente, este toma la canasta llena de legumbres y verduras, y las coloca cuatro metros de distancia de la línea de salto, luego toma impulso y salta, cayendo sobre las frescas legumbres, ganando así la competencia y quedándose con el gran premio.
MORALEJA Nuestras motivaciones en Cristo, son más poderosas que nuestras virtudes para alcanzar todo lo que nos hemos propuesto.
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