… Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.
Lucas 15:6
Después de cumplir 19 años, y anos antes de que tuviera un teléfono celular, me mudé a más de 1.100 kilómetros de mi madre. Una mañana, salí temprano para hacer unos recados y olvidé que habíamos programado hablar por teléfono. Tarde esa noche, dos policías vinieron a mi casa. Mamá se había preocupado porque nunca me había perdido nuestras charlas. Entonces, llamó a las autoridades e insistió en que investigaran. Uno de los policías me miró y dijo: “Es una bendición saber que el amor nunca dejará de buscarte”.
Cuando tomé el teléfono para llamar a mi madre, me di cuenta de que lo había dejado mal colgado. Después de disculparme, ella dijo que tenía que contarles la buena noticia a los parientes y amigos a quienes les había dicho que yo estaba desaparecida. Corté, pensando que ella estaba exagerando, aunque me hacía bien sentirme tan amada.
La Escritura pinta un cuadro hermoso de Dios -Aquel que es amor- buscando incansablemente a sus hijos descarriados. Como un buen pastor, se interesa por cada oveja perdida y la busca, lo cual reafirma el valor incalculable de cada amado hijo de Dios (Lucas 15:1-7).
El amor nunca deja de buscarnos. Oremos por aquellos que necesitan conocer a ese amor: Dios. – XED
Señor, gracias por tu constancia en buscarnos y por darnos un lugar seguro en tus brazos al volver a ti.
¿Cómo te anima saber que Dios te busca constantemente con amor? ¿Cómo te está utilizando para revelar su amor a los demás?
Nuestro Pan Diario, Volumen 25, Página 144.
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