EL ABRAZO DE DIOS

LECTURA: Romanos 12:3-11

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. – Romanos 12:10

 Después de que su familia partiera porque ya era tarde, Carolina comenzó a pensar que su habitación en el hospital debía ser el lugar más solitario del mundo. La noche había caído, los temores por causa de su enfermedad regresaban y sentía una abrumadora desesperación mientras yacía allí, sola.

Cerró los ojos y comenzó a hablarle a Dios: “Oh Señor, sé que no estoy realmente sola. Estás aquí conmigo. Por favor, dale calma a mi corazón y dame paz. Haz que sienta tus brazos a mi alrededor, sosteniéndome”.

Mientras oraba, Carolina sintió que sus temores comenzaban a amainar. Cuando abrió los ojos, miró hacia arriba para encontrarse con los cálidos y chispeantes ojos de su amiga Margarita, que había extendido sus brazos para rodearla con un gran abrazo. Carolina sintió como si Dios mismo estuviese sosteniéndola fuertemente.

A menudo, el Señor usa a otros creyentes para mostrarnos su amor: “Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, […] teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, […] úsese” (Romanos 12:5-6). Servimos a los demás “conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo” (1 Pedro 4:11).

Cuando mostramos amor y compasión de maneras sencillas y prácticas, somos parte del ministerio de Dios a su pueblo. – Cindy Hess Kasper

Mostramos nuestro amor a Dios cuando amamos a su familia.

 Nuestro Pan Diario Mujeres, Edición Anual 2015, Publicaciones RBC, 10 de Noviembre.

0 comentarios

Deja un comentario