Jesús ingresó a Jerusalén unos días antes de la Pascua en un asno, y cuando la gente lo vió, agitaba ramos, dándole una cálida bienvenida. Algunos llaman aquel día «Domingo de ramos». Y la pascua celebra la liberación del pueblo de Israel de Egipto. Apenas vieron a Jesús todos comenzaron a gritar: «Hosanna, Hosanna», con la esperanza de que Él era el Mesías que los liberaría de Roma. Sin embargo, unos días más tarde clamaban para que lo crucificaran.
Zacarías predijo: «¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna» (Zacarías 9:9). Y esta profecía se cumplió por medio de Jesús quien ingresó a Jerusalén sobre un asno para cargar la cruz y salvarnos. Y Jesús montó un asno solo para demostrar que Él era el Mesías. Por eso, durante el domingo de ramos debemos prestarle atención al burro que llevó a Jesús y no a los ramos porque Él no tiene nada que ver con éstos. Entonces, ¿en este sentido no sería mejor llamarlo «Domingo de asno» que «Domingo de ramos»?
Ser ungido con aceite
Cuando Salomón fue ungido rey en la fuente de Gihón por Sadoc, ingresó a Jerusalén en una mula y con un desfile de gente que lo seguía celebrando. Por donde él pasara lo seguía el aroma del aceite con el que el sacerdote lo había ungido (1 Reyes 1:38-45).
Justo un día antes de que Jesús llegara a Jerusalén. María tomó un perfume de nardo puro, de mucho precio, y lo ungió en Él. «Cristo» significa «aquel que fue ungido». Jesús, que es el rey del universo, fue ungido rey «simbólicamente» por una mujer desconocida.
Por donde pase el rey se siente su perfume porque siempre se unge aceite en su cuerpo. Y el perfume que María ungió en Jesús quedó impregnado en Su cuerpo y en Su vestimenta. Es por eso que cuando Él ingresa a Jerusalén la multitud olió el perfume que sienten cuando pasa el rey. Seguramente, cuando Pilato le preguntó si Él era el Rey, le sintió la fragancia que emana un rey, así como los soldados romanos que colgaron el letrero «Rey de los judíos» también lo habrán sentido.
Lo que hizo María fue para consumar la profecía que decía: «[…] Mira que tu rey vendrá a ti» (Zacarías 9:9). Si bien ella lo hizo solo porque amaba al Señor, hizo algo grandioso por Jesús, sin notarlo, y se cumplió a través de ella una profecía bíblica.
Jesús en un asno vs. Jesús en una nube
Abraham montó un asno para ir al monte Moriah a sacrificar a su hijo Isaac. Jesús también montó un asno para entrar a Jerusalén a sacrificarse. Isaac cargó en su espalda la leña que se utilizaría para ser sacrificado y por eso las enseñanzas de los rabinos afirman que Isaac fue el primero en cargar la cruz. Podemos ver en Isaac a Jesús, quien subió el monte Calvario con la cruz. Así, Isaac nos muestra claramente lo que es cargar la cruz y seguir al Señor.
El Antiguo Testamento afirma que el Mesías llegará en una nube o montado en un asno, según Daniel 7:13 y Zacarías 9:9, respectivamente. No obstante, el Talmud sostiene que si la gente está preparada para recibir al Mesías, éste llegará en una nube rodeado de gloria, pero de lo contrario llegará en un asno. Cuando Jesús vino dos mil años atrás, el mundo no estaba listo para recibirlo y vino en un asno. Sin embargo, cuando vuelva, regresará con toda la gloria, en una nube y con todos Sus ángeles.
Jesús montó un asno y cargó la cruz para salvar al mundo, pero regresará en una nube para juzgar al mundo. Jesús montó un asno para servir al mundo humildemente, pero regresará con todos los ángeles para gobernar al mundo como el Rey de reyes. La gente crucificó a Jesús que llegó en un asno, pero cuando Él vuelva, todos se arrodillarán, alabándolo y glorificándolo.
Lee Jin-hee
Pastor principal de la iglesia metodista Wesley de Dallas, Texas, E.E.U.U.
Tiempo con Dios es Vida Viva, mayo 2016, página 18 y 19.
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