Hace un tiempo meditaba sobre lo hermoso que es tener la compañía de Dios en medio de las tribulaciones, reflexionaba en que Él nos ha pedido que soportemos las aflicciones (que a fin de cuentas, puede convertirlas en bendiciones para nuestras vidas), y mientras tanto Él no nos abandona; todo lo contrario, está más cerca de nosotros en aquellos momentos, ya que como dice la Palabra, su poder se perfecciona en nuestra debilidad.
Todo esto no era noticia para mí, sólo me sentía cómoda recordándolo. Pero en medio de esta meditación descubrí una verdad que antes no me había sido revelada tan claramente; es decir, lo había oído y se suponía que lo sabía, pero en ese momento lo entendí de una forma muy especial. La Palabra de Dios en Deuteronomio 31:8 dice: “Y Jehová va delante de ti; Él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Lo nuevo para mí fue entender con mis sentidos espirituales el profundo concepto de “delante de ti”. O sea, la Palabra no dice que va al lado de ti animándote, ni detrás de ti empujándote, dice que va delante de ti…
Por esa palabra entendí que Él hace algo más que lo que hace (o podría hacer) un amigo, Él va delante de ti para abrirte camino, quitar las malezas, cubrirte de los dardos del enemigo, pelear por ti en las primeras filas, y preparar el camino para que cuando pases por ahí ya tengas la victoria garantizada. Y fue esta la mejor parte de la meditación: me resultó fácil relacionar esta verdad con lo que hizo Jesús en la cruz. Él murió por ti, sufrió por ti. Antes de que tú tuvieras que pagar por tus pecados y ser condenado, Él prefirió que lo condenaran a Él, prefirió morir Él en la cruz y luego vencer a la muerte, antes de dejar que tú murieras eternamente: FUE DELANTE DE TI! Y aún sigue delante de ti, delante de nosotros, como lo dice Éxodo 13:21 “Y Jehová iba delante de ellos, de día en una columna de nube… y de noche en una columna de fuego…”
Por causa de esto, cada vez es más fácil sentirse seguro en Él y ver cuán único es tu Dios, en que nadie más puede ir delante de ti. Tus amigos y familiares pueden ir a tu lado ayudándote o atrás como apoyo, pero Jesús es el único que puede ir delante de ti, y es por eso que solamente Él merece el nombre, más que de amigo, de Salvador.
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